Ya me va gustando menos

Me refiero a toda esta historia de los controladores. Al principio me gustó mucho la reacción del gobierno. Yo creo que todos agradecimos el puñetazo en la mesa y el poner las cosas en su sitio con esa partida de abusadores. Escuchar en los medios a los poquitos que se han atrevido a dar la cara ha servido para avivar un poco más si cabe el asco profundo que sentimos todos, o casi, hacia esta casta de privilegiados que paralizan el país por defender sus prebendas pocos días después de que se suspenda la paupérrima ayuda de cuatrocientos y pico euros a los parados sin prestación. Bien que se les militarice, bien que se les reduzca y que se les haga cumplir con el país y al que no le guste que lo deje. Pero del todo y para siempre. Lo malo es que pasada la efervescencia inicial ya se está matizando, que si la mayoría son buenos, que si los líderes de la protesta, que si los "cabecillas", palabra que me recuerda, por cierto, a mi colegio tardofranquista. Ahora ya no se va a actuar contra todos, se va a seleccionar porque había unos malos malísimos que habían acojonado a los pobres controladores que sufren mayoritariamente en silencio. Espero que no ocurra porque me parece una chorrada. El tipo que decidió sumarse a la huelga, y creo que fueron la inmensísima mayoría, es dueño (o dueña, parece que el colectivo es mayoritariamente femenino) de sus actos y justo es que asuma las consecuencias de los mismos.

Seguiré en otro momento con lo del puñetazo en la mesa porque da bastante juego. Quería decir antes de cerrar que Joaquín tiene el siguiente problema de que bebe sin tener costumbre y luego no se entera y escribe esas cosas tan surrealistas. Aquí ni se esconden nombres ni se censura nada, si no publico las claves de acceso al blog es para no convertirlo en un sindiós que no se pueda entender. Las opiniones anónimas no me gustan pero bueno, hallá cada cual, se publican lo mismo.

Alfredo

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Este es un espacio dedicado a las opiniones de temas políticos y sociales, españoles e internacionales. Se vale todo menos insultar a los opinadores. Prefiero que tampoco haya insultos abiertos a los políticos pero en fin, si no hay más remedio...

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Alfredo